Suplementos vitamínicos, ¿son necesarios?

Son imprescindibles para la vida... sin las vitaminas no podríamos vivir. La existencia de las vitaminas, a pesar de su importancia en el organismo, se conoce sólo desde finales del siglo pasado. Las vitaminas son uno de los cinco grupos de nutrientes básicos (proteínas, hidratos de carbono, grasas, minerales y vitaminas). Son un conjunto de sustancias muy diferentes que el organismo necesita en pequeñas dosis.

Las vitaminas adquirieron su importancia debido a las enfermedades carenciales intensas que producían cuando estaban ausentes de la dieta durante mucho tiempo. Actualmente se conocen 13 vitaminas a las que en principio se les adjudicó una letra (A, B, C, etc.,) pero también se les adjudicó un nombre (la vitamina A es conocida como retinol, la vitamina C se llama ácido ascórbico, etc).

Tradicionalmente se clasifican en vitaminas hidrosolubles y vitaminas liposolubles:

Las vitaminas hidrosolubles se disuelven en agua y se absorben más rápidamente en el intestino, pero también se eliminan con más facilidad por la orina. Por eso, deben obtenerse diariamente de los alimentos, ya que el cuerpo no puede almacenarlas y, como no tiene reservas, los síntomas de una deficiencia se manifiestan pronto. Estas son las vitaminas del grupo B y la vitamina C.
Las vitaminas liposolubles se disuelven en grasas, por lo que su mecanismo de absorción y transporte es similar al de los lípidos: tienden a almacenarse en el organismo y no se eliminan a través de la orina. El hecho de que se acumulen hace que el peligro de toxicidad por un exceso sea más elevado, y también que los síntomas de una deficiencia tarden más en aparecer. Las vitaminas liposolubles están presentes en los alimentos ricos en grasas y no se disuelven en agua. Son las vitaminas A, D, E y K.

Ningún alimento contiene todas las vitaminas, por lo que una vez más se recomienda seguir una dieta variada y equilibrada para asegurar el aporte de todas o casi todas de ellas y en cantidades adecuadas.

Sin embargo, uno de los problemas actuales de nuestra sociedad es el consumo de suplementos vitamínicos sin prescripción médica. Hemos pasado de los problemas de la deficiencia de alimentos y nutrientes a la sociedad de la abundancia en la que parece que cuanto más mejor, y no es así. Muchas personas asocian el consumo de suplementos vitamínicos a una mejora de la salud y piensan que consumiéndolos se van a sentir más fuertes y con mayor energía y adquieren dichos suplementos sin consulta médica alguna. Y es que no saben que el abuso de suplementos vitamínicos puede tener efectos indeseados. Dichos efectos dependerán de la vitamina concreta y la dosis ingerida en un largo tiempo. Algunas vitaminas se pueden tomar en cantidades hasta 100 veces superiores respecto a las necesidades del organismo, pero otras vitaminas cuya ingesta sea superior a la recomendada puede resultar perjudicial.

Hasta hace unos años se creía que las vitaminas hidrosolubles (las del grupo B y la C) no tenían ninguna toxicidad, incluso en cantidades elevadas, ya que los excesos se eliminaban por la orina. Pero actualmente se sabe que demasiada vitamina C altera el funcionamiento del sistema digestivo y puede causar trastornos en las vías urinarias, al igual que ocurre con la cantidad innecesaria de vitamina A o B6.

Los síntomas pueden ser muy variados: dolor de cabeza, caída del cabello, hipertensión o debilidad muscular. Por eso no es aconsejable tomar ciertos suplementos sin consultar antes con un especialista. Y sobre todo poder evitarlo con una dieta equilibrada y variada. Recurrir a los suplementos para suplir las carencias de una dieta mal planificada es un error. Sin embargo, sí pueden ser un excelente complemento en aquellos casos en que una persona no pueda tomar determinados alimentos debido a alguna intolerancia o alergia alimentaria, o en personas vegetarianas, embarazadas, etc. Lo veremos en las próximas entradas.

Fuente

Me gustaría destacar que existen alimentos enriquecidos, que son aquellos productos a los que se les han añadido uno o más nutrientes determinados. El por qué se añaden nutrientes a un alimento puede ser bien para reemplazar las vitaminas y minerales que se pierden durante el proceso de fabricación o almacenamiento; para enriquecer alimentos que contienen o no esos nutrientes (la vitamina D añadida a los yogures o la leche favorece la absorción de calcio de esos alimentos); para dar a los sucedáneos el valor nutritivo de los alimentos a los que reemplazan (las leches para lactantes son fórmulas enriquecidas a las que se añaden minerales).

En las próximas entradas os iré hablando una por una de todas las vitaminas y explicándoos dónde encontrarlas, cuándo es necesaria una dosis extra de cada una de ellas, así como algunas curiosidades y preguntas frecuentes.

Puedes ver apartado de vitaminas al final de la página de Saber más para comer mejor.

¡Espero que te haya gustado el post de hoy!