MITOS Y REALIDADES SOBRE EL ACTIMEL

Esta semana me habéis pedido que comente un e-mail de cadena que está volviendo a rodar por internet sobre los “peligros” del Actimel. El e-mail es totalmente absurdo ya que no expone razonamiento alguno sino que sólo se dedica a engañar y faltar al respeto. Este tipo de e-mails en cadena que tratan de falsear realidades se llaman “hoax” (bulo) y son varios los que han ido surgiendo en los últimos años.

El e-mail comienza con el asunto “Venden veneno y sanidad lo consiente”. Vamos a ver, sanidad nunca consentiría que se vendiese un veneno. Para eso existe la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), entre otras organizaciones, que velan por la seguridad de los consumidores.

A continuación, el e-mail repite que este producto en vez de fortalecer nuestras defensas nos está envenenando, y cita: “sigue tan campante en las repisas de todos los supermercados…muy lamentable. No te envenenes ni envenenes a los tuyos. Cuídate y cuida a tu familia”.

Pero lo más fuerte viene a continuación en el siguiente párrafo:
“ACTIMEL provee al organismo una bacteria llamada L.casei que ayuda la proliferación de las defensas del cuerpo. Esta sustancia es generada normalmente por el 98% de los organismos, pero como pasa con cualquier droga o medicamento cuando se le suministra externamente por un tiempo prolongado, el cuerpo deja de elaborarla. Así paulatinamente 'olvida' que debe hacerlo y cómo hacerlo".

Quien escribe esto no tiene ni idea de lo que contiene Actimel u otra leche fermentada ni de lo que es una bacteria, y habla de ellas como si fueran "transformers". Una bacteria no es una sustancia y, por lo tanto, el organismo no puede producirlas. Nuestro organismo tiene bacterias y se adquieren a través de la comida, bebida, contacto, etc. pero no podemos fabricar una bacteria. Las bacterias se tienen o no se tienen, pero no se generan.

Se está comparando una bacteria con una droga o un medicamento. ¡¡¡Por favor qué horror!!! Me parece denunciable. La bacteria L. casei patentada por Danone, y que se emplea en la elaboración de Actimel, es una bacteria inofensiva para el consumidor. Si bien es cierto, no posee milagros y no es un medicamento. De hecho, no han podido demostrar los efectos beneficiosos del Actimel para la salud atribuibles a esta bacteria.  

Eso de que si la administras el cuerpo se acostumbra, etc, es totalmente falso, ya que de hecho es muy difícil que este tipo de bacterias permanezcan en nuestro intestino. Las bacterias se eliminan por heces y si no se consumen diariamente no hacen efecto. De ahí, que la nueva legislación sobre las alegaciones de los alimentos funcionales no haya dado luz verde a publicitar los beneficios de Actimel. Esto es porque es muy difícil demostrar en personas sanas una mejora de la salud. Ahora bien, esto no significa que sea un producto malo, allá cada uno con su dinerito que compre lo que más le convenga o guste.

Otro párrafo del citado e-mail: “Así, al tomar ACTIMEL te sentirás mejor porque volverás a suministrar L. casei al cuerpo. Volviéndote 'adicto' a ese producto para poder seguir con tu vida normal. Por eso en los comerciales dicen 'Consúmala por 15 días y verá la diferencia”.

Es totalmente falso que por consumir Actimel te vayas a volver adicto porque no contiene ninguna sustancia adictiva. Una bacteria -potencialmente- probiótica no sabe a nada, y por lo tanto no puede causar ningún placer como puede provocar el chocolate, la coca-cola, etc. Existen alimentos adictivos por el placer que causan en nuestro cerebro y fundamentalmente son hidratos de carbono y grasas.

Por su parte, la campaña de “consúmala durante 15 días” se refiere a lo que he comentado anteriormente, que hay que tomar los probióticos de una manera continua y no un día sí y otro no para poder beneficiarse de sus propiedades.

En definitiva, espero que poco a poco la población en general vaya adquiriendo conocimiento acerca de qué es lo que se vende y para qué y se vayan enterrando los falsos mitos y leyendas negras que no hacen más que provocar miedos en los sectores más vulnerables y con menor conocimiento de la sociedad.

 

Un saludo,

Raquel